Un poema extraordinario,
le regalé. Entre otras cosas,
decía cosas curiosas,
cavilaciones de un sabio.
No eran versos ordinarios,
sino poética prosa
y una crítica asombrosa
tuve que oír de sus labios:
que si no es verso, que es prosa,
que si no es tuyo, ¡qué chasco!
que no está mal, sin embargo,
yo me esperaba otra cosa.
Me quedó de ello un regusto
como el de un tocino viejo;
de que te quejes me quejo,
le habría espetado a gusto.
De que te extrañes me extraño,
le dije, mira una cosa:
también puede ser la prosa
un poema extraordinario,
si alguna fibra sensible,
quizá levemente, toca
de forma tal que provoca
como un ansia indefinible.
Y a ver qué tiene de extraño
que no haya hecho yo estas cosas;
tampoco hago yo las rosas
que te regalo por mayo,
ni las canciones hermosas,
cuyo enlace yo te envío,
son, mi amor, producto mío,
ya ves lo que son las cosas.
© Xabier Abando, 21/04/2020