Eduh Siqueiros

Haciéndote acompañar por la luna

No sé cuantas veces me has pensado, cuántos escritos
han testificado tus horas trasnochándote sin mí,
no puedo corroborar si te hago falta, eso me mata,
ya no sé si las laceraciones quedaron en ti, o no,
es probable que los abscesos prefirieran a mi piel
y a las paredes de mi corazón que enloquece…
Repasando el proceso una y otra vez, una y otra vez,
superando todo y volviendo a caer, ¿eres mejor que yo?,
tal vez, no sé si yo lo tenga por superado en algún momento,
transporté mi presencia lejos de nuestra morada,
pero el polvo de mi historia sigue, aunque se sacudan
los muebles de nuestro hogar que calla lo evidente…
Tú, incansablemente esperas, haciéndote acompañar por la luna,
en la ventana, -resguardando confidencias de tus desvelos-,
el arbusto de nuestro patio se resiste a marchitarse,
se renueva desesperadamente, por seguir con vida,
aún lo riegas de esperanzas, aún su sombra es una promesa…
Tú, y el canino en su pequeñez, aguardan una espera
que aún parece tener posibilidad, que se asoma desde la calle;
la melodía que juntos adoptamos, aún reverbera
en tus pensamientos, desde el cubil de mis horas sin vida,
los recuerdos aún nutren el afán de la existencia…
Estás en forma, y tu apego al arte te alienta,
retornaste a la escuela, y ya aprendes un nuevo idioma,
lo sé, lo leí en tu carta, y ahora pienso, ¿cuando retornaré?,
también me ronda esa pregunta en el pensamiento.