En la playa, uno escucha el imponente hablar del mar
en la pampa llana, el viento dice su cantar
pero solo, llegando a la montaña
solo en ese lugar, he podido escuchar mis gritos
regresando en un eco opaco.
Qué mejor, que ver escritas tus palabras
dispuestas a mi lectura
para que las comprenda
y definitivamente
para saberte amar.
Qué es lo que digo
si no me escucho
en ese tímido gritar
que de a letras
pasos son del decir
pretendiendo llegar
a ese mundo
intimo y tuyo
ser un poco él
viviendo
haciendo otra vez
la fantástica tarea
del mundo nuevo.
En esta página en blanco
nazco y muero
vivo las vidas
de quienes, en letras viven
y se van, como hojas al viento
del que lee y adopta
en sus propias ramas
el paisaje de sueños
que no existen
mas que en la realidad
en la que nacemos al leer.