En ese aturdimiento que cruelmente te sofoca
tus dilucidaciones se enturbian, mujer,
la luz esperanzándose aún persiste mas la agonía
incansablemente a tu vesania logra activar,
¿por qué con precipitación desvaloras
al caballero si en sigilo él aún te protege?,
el sino se empeñó en distanciarlos,
pero el guardián de tu corazón aguarda,
pues el Amor decidirá volver a reencontrarlos,
mantén tu efigie intactamente, sin fenecer,
y aguarda con paciencia al amanecer...