Todas mis noches son tuyas
y mis días no son míos,
mis dos manos te forman,
greda espesa de olvido.
Todas mis horas te visten
de recuerdos y besos idos,
una vez toqué tu alma,
desnuda de cielo y brío.
Todas mis letras te cubren
con agua clara de rocio,
para mojarte los pétalos
con mil caricias sin ruido.