Caminaba entre la neblina
que los pensamientos negros
me provocaban por las noches...
Ver con claridad me impedía,
dificultando mi camino
a través de un sueño apacible...
Las fuertes ráfagas de viento,
entre susurros y silbidos,
con maña opacaban mi voz...
Entonces llegó la mañana;
pude mirar con claridad
y mis ideas expresar...
¡Nunca más volverá a humillarme!
Soy capaz y saldré adelante.
Y abrí la puerta de la paz.
Anna Gutiérrez