Dimitri Van Engel

Lo siento

Te engañé... no porque no te amara,
si no por tu inexistente perspicacia ante la vida.
En ti los mejores años consumí,
hurtando lento; como una adicción sigilosa.
Ahora te veo tratando de recuperar lo perdido.
Ten aquí, te regalo mi lamento.
Yo soy un cobarde, un impostor,
pero permíteme decirte que todas me miraban,
tus risas, tus apoyos y sangre.
Mientras tu andabas con sonrisa y probidad,
el mundo acechaba por debajo de tu falda.
Los momentos borrosos tengo por tanto ron.
Que dirían los recuerdos de una ventana,
de nuestros momentos juntos,
tras secarse las gotas de la lluvia.
Como explica el árbol a sus hojas que caigan...
para forma nueva vida, sin él.
Conozco esa expresión tuya,
he sentido también que me arrancan el estómago.
Ten aquí, te regalo mi lamento;
nada más de ti me sobra ahora.