Cuando otro abril pasó
Sin besos ni reproches
Cuando el viento arrastró la razón
El juego golpeó la muda puerta
Cuando el pasto no sintió nuestro cuerpo
Ni las sombras de la siesta
Cuanto el paseo del can se volvió obligación
Las hojas caídas desprolijidad
Cuando el otoño nos cayó encima
Mientras nos escondimos frente al azul
Cuando no distinguimos el amarillo del verde
Todo nos parece domingo por llover
Cuando el exceso de abrigo tapó la visión
El silencio de los árboles se pierde
Cuando prima la responsabilidad de las manos
Olvidando las caricias
La vida es más corta