Tú que caminas curioso por el parque
aprende desde pequeño a ser amable
tú que aún no sabes de congojas
escucha cierto suceso despreciable:
en su peregrinar dos cardenales
hallaron por fin en un nogal
la rama ideal para construir su nido
día a día escogieron palillo, musgo y hoja
bordando su hogar con pico artesanal
y cual si fueran veteranos arquitectos
su obra soportaba viento y lluvia para en él su futuro depositar
Como una mano la rama parecía
ofrecer al cielo amoroso hogar
y en él los cardenales celebraban
el alba con cantos enriquecidos
pues al tener ambos belleza y don
en sus cantos al cielo nada le pedían
el tiempo pasaban ilusionados
sólo se turnaban en busca de alimento
y en los hambrientos pollluelos
que bajo el cascarón ya se movían
eran felices en su llana rutina
y su insignificancia recordatorio
de que una vez existió el paraíso
Pero la maldad se ensaña a veces
con las criaturas más indefensas
y sucedió que cruzando un pillo
por diversión cogió una piedra
y al nido de un golpe tiró
Como cuando un niño no entiende
por qué del cielo caen bombas
y su hogar a escombros se reduce
así es imposible imaginar el impacto
la desolación que en un segundo se apoderó
todo esfuerzo destruído y en la tierra
los embriones diminutos estrellados
el inhumano trato al pájaro inocente
que cada día agradecía con su canto
la bendición de tener un rinconcito para sí
La rama que mano ahora parecía implorar
al cielo una respuesta de ofrecer
incrédula tan solo ruinas de aquélla felicidad
entretanto las pobres aves de rama en rama
brincaban enloquecidas de dolor
Por eso querido niño
no ensucies con infamias tu tierna mano
a veces somos pájaros agradecidos
otras desalmados pillos
hay ilusiones que se rompen a nuestros pies
y enloquecidos aullamos sin consuelo
aprende que el dolor no es exclusivo
toda especie puede enloquecer
cuando pierde lo que considera más querido
tú nunca atentes ni te diviertas
tirando piedras contra los nidos