Hagamos grandes pasos en la pista de baile, seamos el centro de atracción que muchos logren observar; dancemos como si fuese el último, como si nuestra último baile entre la humanidad no se llegará a ver más.
Demostremos que para la salsa, bachata o cumbia no somos los grandes bailarines, pero enseñemos que para vivir hay que ser felices sin saber el pasó, sin tener idea que nuestro baile pueda expandirse o pueda ser el último donde nuestros cuerpos se hayan sentido únicos como querubines.
Tan solo seamos dos almas libres, dos almas dispuestas a bailar por el resto de la eternidad; que la música nos transporte mientras cuerpo a cuerpo apasionadamente nos enamoremos de la danza, nos enamoremos del disfrute, como si bailando hiciéramos el amor.
Bailemos sin parar, sin cansancio, sin el que dirán, sin importar el ritmo de la música, bajo la lluvia, en un parque, la plaza o al frente del mar, tan solo bailemos sin importar lo demás, bailemos como si mañana el tiempo se llegará a terminar.
Henry Ruiz
23 DE ABRIL 2020
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