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Pequeño, algodonoso, de pelaje gris,
por que un baño le falta.
Se parece a la mascota
que compartio su vida con la mía casi 10 años.
Subo la cuesta cotidiana
con cierta aprensión.
Es como ascender la vida
que me causa angustia y malestar.
Este hermano mío
me recuerda no solo la pendiente,
tambien el encierro
que causa claustrofobia
física y emocional.
Lo observo con atención,
corre hacia todos lados, jadeante,
con la lengua usualmente de fuera,
ahora se le quiere salir.
Se para de patas frente a la reja.
y con miedo reflejado en los ojos,
voltea a mirarme.
Me doy cuenta
que quedo encerrado,-
y desesperado busca una salida.
Personas van, personas vienen
y abren la reja.
En cuanto se acercan,
huye hasta un rincón.
Es el momento de salir.-
La reja se obstruye y sigue confinado.
Un pensamiento cruza por la mente:
Han mandado quien abra mi reja
y podría salir de esta cárcel-
Estático, tambien estoy alejado de la reja
y sin moverme-
sólo veo como la abren y la cierran.
¿Cómo darme cuenta de mi propio encierro?
De pronto, alguien pasa muy cerca de mi.
Me da su saludo y observo su perfil.
Sigue su camino.
Con detenimiento me fijo como camina.
Huele a recien bañada,
a flores y a campo en primavera-
Sus piernas blancas y muy bien torneadas.
Es un alma, encerrada en un cuerpo de mujer.
Suspiro, mientras abre la reja,-
y mientras sentado pienso en este poema,
el perrito corre presuroso hacia ella.-
Pierde el miedo, no se por qué.
y meneando la cola tambien sale de su encierro.
Me levanto y encamino a la reja.
Su sonrisa me alimenta.
Tambien salgo y muy dentro de mi,
me doy cuenta que como el perro
permanezco encerrado muchas veces.
Alguien aparece y abre una puerta.-
Y por este instante, tambien encuentro
mi propia libertad.
EL POETA DEL AMOR.
CUERNAVACA, MORELOS. MÉXICO.