Creí que serías mi último amor, que contigo todo sería diferente, pensaba haber sido afortunado, pero tarde me di cuenta que mi amor no fue suficiente.
Haberme equivocado duele, pero más duele haberme convencido que aquello era mutuo, que ambos sentíamos lo mismo.
Que cruel puede ser el corazón con la mente, la ciega, la engaña, la cubre de lo obvio, y que cobarde es cuando le se le termina la magia y sólo se encoje, sólo se queda ahí, sin más engaños, sin más sentimientos falsos.
Una gran enemiga resulta ser la mente, reviviendo momentos falsos, alimentando gota a gota al dolor, hundiéndome en la angustia y la depresión.
Siento como se encoje mi corazón, siento como mi cuerpo reacciona al falso amor, siento como duele cada lágrima y como a cada minuto me hundo más y más, necesito salir, necesito respirar, pero más necesito comprender que esta no es la última vez que esto me va a pasar.
Dijiste que no importaba la edad, el dinero, lo material, la distancia y mucho menos el tiempo, y es obvio que no importa si lo nuestro no fue real, tu cariño no fue real, tu respeto no fue real, tus “te amo” no fueron reales, y el tiempo que me diste solo fue el que te sobró.
Lo que me decías era falso “nunca se pierde, sólo se aprende”, ahora te digo que si se pierde , duele mucho y te deja vacío.