Aquí donde el sol ilumina el día,
y el viento balancea los cuerpos
Donde las olas abrazan la arena,
y las gaviotas besan el cielo
Te espero sin prisas ni esperas,
en esta grandiosa playa
Rodeada de montañas y peñas,
donde el murmullo es un rezo
Y la risa insondable un poema,
te espero, sin desmayo ni recelo,
entre pinceladas azules y blancas
Donde la calma, premia los sentidos,
y la brisa se viste de esperanza
Te espero con serenidad, y tiento
con el aroma de las amapolas
en un rítmico ritual infinito
donde el silencio corta la brisa
cantando al ritmo de los jilgueros
Rimas que dibujamos en la tierra,
con la yema de nuestros dedos
iniciales que perpetúan como estrellas
en la inmensidad del firmamento
Te espero henchida de ilusiones,
con las olas y el rubor de los cuerpos
en la libertad que aviva los recuerdos.
Ana Barroso