El sol apenas se asoma
sobre las verdes montañas,
se escuchan trinar las aves
que corren entre las zarzas
buscando sus rojos frutos
por los dulzores que guardan.
Lejano corre un riachuelo
con sus cristalinas aguas,
mientras los sauces llorones
se inclinan con mucha gracia,
y dejan en su corriente
sus incontenibles lágrimas.
En lo alto, el azul celeste
muestra sus mejores galas
cuando una rosa plomiza
adorna a la luna blanca
la que no quiso dormir
en su cama de guirnaldas,
adornada por estrellas
y perfumada por dalias.
Un colibrí que palpita
aclamado por cigarras
se llena de fantasía
con las quimeras que labra
y despega hacia lo etéreo
cargado de sutil magia,
lleva el momento vivido
en sus tornasoles alas
se eleva en vuelo supremo
va al encuentro del Nirvana,
luce sereno, sonriente,
se escuchan dulces tonadas
de ignoto significado
que hacen vibrar sus entrañas.