Mucho tiempo ha pasado
desde el día que el árbol cayó en tierra,
su tronco fue talado
la raíz al recuerdo aún se aferra.
El árbol dio su fruto
mucho antes que su vida fue cortada;
y el alma aún de luto
no olvida aquella savia derramada.
Su follaje frondoso
con el tiempo quedó muy desolado
y el producir grandioso
quedó en la espesa sombra muy marcado.
Su fruto dio más frutos
como árbol en taller del carpintero
lo que le dio tributos
¡y fuiste digno padre, un gran obrero!
Hoy escribí pensándote
a la luz de aquel lucero lejano,
y vivo recordándote
como el padre cordial que está cercano.