Te pido perdon
hoja mustia del verano,
que llego a mi vida
sonriente de su mano,
cual corcel en el viento
desbocado, con ansias ciertas
de ser amada.
Te pido perdon
por hacer de tus ojos tristes
ventanas felices a la vida
y, al amor negado
por oscuras nubes
que opacaron tu alma
de bondad infinita.
Te pido perdon
por poner a andar
de nuevo tus sentimientos,
y despertar tus ansias
de vivir, de amar, de ser mujer,
de pintar un cielo azul
con acuarelas de libertad.
Te pido perdon
por quererte, por amarte
solo como yo sabia
y no aprender a tu manera
tierna, desprendida, sincera
timida y temerosa.
Te pido perdon
por las promesas
que no cumplimos,
y por la distancia
que nos condena. (J. Duran - Autor)