Te deslizas por las esquinas
y te detienes en los rincones.
Nadie te mira,
todos te ignoran,
hacen la vista gorda.
Viajas en la fría bala
que parte el corazón en mil pedazos
y en la hoja filosa de la palabra maldita.
Te reproduces en el destino del inocente
y en la venda que ciega a la justicia.
Siembras bajo tu paso la semilla
del hambre, de la desidia,
de la injusticia y de la inmundicia.
Mientras existas va muriendo la esperanza,
eres el peor fantasma,
ni las lágrimas pueden limpiar tu hedor.
¿Dónde estará el héroe?
¿dónde la heroína?
¿quién se atreverá a mirarte fijamente?
¿quién te quitará la máscara?
Habitas en el corazón de nadie
y en la inconciencia de todos.
Sólo Dios te mirará a los ojos,
cuando te encuentre con tu sombra