(descansa en paz Viejo)
Yo no llamo a la muerte, porque la muerte es mía.
Desde la tarde oscura que toqué a tu puerta
supe que nadie abría,
no pueden escucharme los oídos son sordos
y las bocas enmudecen
los ríos se están secando y la lluvia no cesa.
No estoy triste –lo sé-
(a veces lloro pero no me aflijo)
Yo dejo la aflicción para los estúpidos
que creen en la reencarnación;
yo sólo sé que no hay nada en la nube del tiempo.
Me recupero lento como un escarabajo
empiezo a sentir como me pesa el día
y en la noche descanso
para morirme un rato.
Trato de descansar ¡viejo…! como tú descansaste,
qué tranquilo te estabas cuando toque tu pecho
…ya no hay que pagar la luz
ni el mendigo teléfono
tus cuentas se saldaron cuando cerraste el tiempo.
Ya hubo algunos cambios, pero nada importante
sólo el eco de tu recuerdo -retumba-
aunque no es un bramido
es un lento murmullo
(que apenas hace ruido)
Pero es para no despertarte, creer que estas dormido,
ya que la cabecera de la mesa jamás está vacía
ni tu paso se olvida (aquél)
sigiloso y pausado de la sala a la cocina.