Los arboles se adormecen con las caricias del viento
y el suspiro de los hombres,
La ciudad se calla para dar paso al eco estruendoso del rio,
Atrás quedaron las aguas mansas, y las hojas de bronce.
El caos naciente de las aguas,
completa la enigmática calma que emana de la Loire.
En el cielo se juega una lucha entre el hoy y el mañana,
Y A lo lejos se divisan dos seres enamorados
Que volando hacia el sol huyen del ayer.