Porque te has vuelto tan intrigante si mis ojos sólo te han visto un instante. Me pareces tan cercana y lejana a la vez.
A veces siento como si ya te conociera de tiempo, tal vez mi cerebro ya te había registrado en el pasado.
Todavía no te he tenido lo suficientemente cerca o sí?.
Estas interrogantes se vuelven cada vez más constantes, eres como una droga, pero de esa inquietante. Tu espontaneidad y la naturalidad con la que dices las cosas te hacen tan familiar, será que en otra vida nos pudimos casar?
No lo sé, quizá como dice Freud mi rabillo del ojo había guardado tu silueta, y te habías quedado ahí alojada guardada, a la espera de un día encontrarte y descifrarte prohibida y mitad inalcanzable.
Sin pensarlo tu cuerpo y el mío se fundieron en una madrugada de cuarentena cuando ni tu ni yo debimos estar ahí.
Pero nos encontramos y todo fluyó, poco a poco ya me encontraba dentro de tus entrañas y tus gemidos los hacia míos, tus uñas se clavaban en mi espalda esperando acabar con algo que apenas acaba de iniciar.
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