Del amor me dijeron “es una preciosa ciudad
Donde todos los días son días de fiesta
Y los besos y abrazos en abundancia se dan
Donde cada habitante aclama y celebra
la felicidad que se encuentra doquier
Para todos hay una y ninguno se queja
Sigue la senda y al final la verás”
Accidentada y angosta era la senda
Llena de esperanzas me adentré en ella
Pasaron los días y a la gente del camino
Pedí referencias, pero los rostros sombríos
Que según de allí regresaban
Sin excepción contestaron “es en vano tu andar”
Con trémulos y cansinos pasos
Llegué a una desierta ciudad
Donde circulaba el áspero polvo
sofocaban los rayos la escasa maleza
Y alimañas por las paredes corrían
Busqué asilo pero ni un alma asomó
mi voz se deshacía entre tolvaneras continuas
y en eso un fantasma se formó de la nada
que tristemente relató lo ocurrido:
“tarde has llegado, los que amaban se fueron
sólo soy el recuerdo al que negaron partir”
Inútil ha sido entonces mi viaje – le dije-
desencantada y rendida ahora estoy
Déjame reposar al menos
Antes de continuar mi destino
“Sólo hay dos desde aquí:
Abrir tu propio camino
O como yo penar en el limbo
Toma si quieres mi lecho frío
Para descansar y después decidir”
Oí cantos fúnebres durante toda la noche
Y al fantasma veía velando mis sueños
Si ya amaneció aún no despierto
Y si el fantasma se desvaneció
Aún yo lo siento