Lourdes Aguilar

CIUDAD DESIERTA

Del amor me dijeron “es una preciosa ciudad

Donde todos los días son días de fiesta

Y los besos y abrazos en abundancia se dan

Donde cada habitante aclama y celebra

la felicidad que se encuentra doquier

Para todos hay una y ninguno se queja

Sigue la senda y al final la verás”

 

Accidentada y angosta era la senda

Llena de esperanzas me adentré en ella

Pasaron los días y a la gente del camino

Pedí referencias, pero los rostros sombríos

Que según de allí regresaban

Sin excepción contestaron “es en vano tu andar”

 

Con trémulos y cansinos pasos

Llegué a una desierta ciudad

Donde circulaba el áspero polvo

sofocaban los rayos la escasa maleza

Y alimañas por las paredes corrían

 

Busqué asilo pero ni un alma asomó

mi voz se deshacía entre tolvaneras continuas

y en eso un fantasma se formó de la nada

que tristemente relató lo ocurrido:

“tarde has llegado, los que amaban se fueron

sólo soy el recuerdo al que negaron partir”

Inútil ha sido entonces mi viaje – le dije-

desencantada y rendida ahora estoy

 

Déjame reposar al menos

Antes de continuar mi destino

“Sólo hay dos desde aquí:

Abrir tu propio camino

O como yo penar en el limbo

Toma si quieres mi lecho frío

Para descansar y después decidir”

 

Oí cantos fúnebres durante toda la noche

Y al fantasma veía velando mis sueños

Si ya amaneció aún no despierto

Y si el fantasma se desvaneció

Aún yo lo siento