Cuando amanezcan caminos,
trochas, veredas y atajos.
Cuando, por fin, los hierbajos
dejen paso al peregrino.
Cuando mi cuerpo agotado
rompa la jaula y el miedo.
Cuando me mire al espejo
sin saber lo que ha pasado.
Cuando, sin más, la esperanza
salga a esperarme de nuevo.
Me vestiré de quimeras,
me calzaré dos anhelos
y en mi mochila los sueños
caminarán primaveras,
abuelopepe2020