Tan lejos estás de poder alcanzarte,
Que cuando estoy sentado, mirando el horizonte,
El cielo suspira en forma de lluvia.
Tan lejos estás de mí,
Que casi no puedo tocar las estrellas,
Estrellas estrelladas.
Tan lejos estás de mí,
Que mis rascacielos aún no han tocado cielo.
Recuerdo susurrarte al oído
Y pronunciar mi nombre,
Mientras tú me dabas cobijo
Debajo de los arrayanes del patio,
Para no despertar jamás.
Pero me desperté y abrí los ojos,
Para ver si seguías allí,
Esperándome con las manos extendidas
Y ver que tu aliento aún es realidad.
Fuiste la luz que me acompañaste
Mientras que aún mis lágrimas se convertían en tinieblas.
Fuiste aquella oscuridad que me cubriste
con una manta de seda,
para no tentar ante la tempestad.
Un día me tendiste la mano,
Mientras que mis lágrimas manchaban
El felpudo de mi casa.
No me atrevo a entrar en ella,
Por si te robo una vez más tu voz.
Tiento a estar bajo tus pies,
Mientras que el agua invade mi propia voz.
No tengo más escapatoria
Que hundirme una vez más
En el oscuro mar.
Ya van siete las veces que intenté escapar de tus brazos
Y hundirme entre tus besos
Para no recordar mi pasado
Y mentir que aún sigo con vida.
Ayúdame a recuperar el aliento perdido,
Para que mi sangre se convierta en la
Lluvia que cae todos los días,
Como flechas en mi espalda magullada.
Puede que sea un último adiós,
Un último suspira antes de que el sol caiga
Sobre nuestras cabezas,
Puede que sea una lágrima más,
Como las muchas otras que derramé
Y que nunca tocaron tierra.
Ayúdame a recoger mi cadáver
Que quedó en la acera,
Ayúdame a recobrar mi último aliento
Antes de que el sol se ponga sobre el ocaso.
Una vez más tengo que despertar,
Y dejar morir a mis sueños
Para que vayan volando libres
Como pájaros en el cielo.
Una vez más podré decirte adiós,
Y dejar escapar mis sueños para siempre.