Una lóbrega caricia asomaba tímida bajo el crepúsculo,
desolada la calma deshabitaba el cuerpo hacia la levedad,
la distancia quedaba trunca detrás del vuelo de unas aves multicolor,
el polvo descubre emotivas figuras que frágiles gozaban en el aire.
Una sonrisa ingenua se abre como una flor y una caricia despierta,
el alma, con gran jubilo intuye, mira a los cielos y se pierde,
los momentos se deshojan fuera del tiempo y todo se hace único,
un estar presente en aquel instante justo donde sucede la vida.
La niña pelirroja de lágrimas felices sonríe mojando sus pecas,
su felicidad embriaga mi semblante y sus lágrimas se hacen mías,
estoy en un lugar del universo donde la edad es una mera ilusión,
ella nunca supo lo feliz que me hizo; su ilusión, su misterio,
el enigma de su bella sonrisa…bajo unas lágrimas de una gran felicidad.