De niña soñaba con su futuro
Pintaba sus ilusiones
Y eran mil sus deseos e inquietudes
Volaba en el columpio del parque
Y aferrada a sus cadenas
Sintiendo la brisa en su rostro
Creía llegar a las nubes.
Jugaba con la imaginación, pero ataba las trenzas de sus zapatos
Guardaba en un baúl verde sus fantasías
Y vestía de color rosa su alegría.
Creció y aprendió a llorar
Sus lágrimas alimentaron su fe
Tanto que un día
Se escapo un hada azul de su baúl
Y si darse cuenta
Muchos deseos formaron su presente
La música fue parte de su vida
Y por horas era poseída por Neruda
En su camino veía formas en el cielo
Y contemplaba el arte con el alma
Se preparó para sus seños
Y en momentos de batallas dio la lucha.
Por un tiempo se detuvo por el miedo
El amor incluye sufrimiento
Y se sintió presa dentro de su cuerpo
Más la esperanza tocó de nuevo
Y alzo el vuelo
Remontó al lago de los cisnes
Y al reflejarse en sus aguas cristalinas
Pudo ver más allá de su rostro
Era ella, sin duda era ella
Si, aquella niña aún estaba allí
Y con la claridad que emitía su inocencia
El sentido de la vida recordó.
Siguió el largo viaje por sus días
No llevaba mucho y se sentía llena
La ultima vez que la vieron
Solo llevaba un lápiz y su viejo baúl verde
Caminaba sin cansarse
Y a su paso buscaba respuestas a sus dudas
Aun y a pesar de las piedras del camino
Creía en el amor
Se veía en sus ojos cuando miraba el cielo
Y aunque no sabia si sus sueños e ilusiones
Formaran la realidad de su futuro
Siguió soñando
Dejando huellas en el tiempo.
Susana Esmeralda Torres.