¿De dónde vino Usted señora?
Vino a robarme una noche mi sueño
y al otro día el corazón para siempre.
Tenía que ser Usted.
¿De dónde vino?
¿Qué viento la trajo al jardín de mi casa
para regalarle flores todos los días
en cada mañana de abril?
No sé de dónde vino
pero quiero que se quede,
teniendo dispuestos los brazos
y una taza de café, si gusta Usted.