Había una vez…
un jardín
más allá del edén,
con el suave son
de un tibio vaivén.
Mariposas multicolores
y el aroma de las flores
matizando el ventanal.
Y las aves en serenata
presagiando el aguacero
que regará por entero
tu jardín primaveral.
Dichosa la luz
que te vio sonreir,
llevando en tu pelo
el arrullo del viento
y brillando en tus ojos,
aquellos momentos,
de dicha y placer.
Había una vez…
una historia enamorada
en la cabaña plantada
junto al río juguetón.
Susurro dormilón
de la brisa lunada,
en la noche estrellada
junto al viejo fogón.
Y la copa de vino
en la mano alzada
es tu morada
la más bella canción.
© Saulo Garcia Cabrera
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