Hace siglos que se detuvo el tiempo
desde que el sol huyó de esta caja de pandora
desde que dejé de escuchar el silencio
y de mirar las huellas de las horas.
Fue cuando comencé a caminar por las paredes
a contar las pupilas de la noche
y me volví trompo en busca de momentos.
Ahora me pierdo en la profundidad del pensamiento,
soy conejillo de indias en un laberinto,
el perro de Pavlov
esperando la campana de un rayo de luz.
De nada me sirve el positivismo
no hay razón que explique este insomnio,
es sólo la adicción al ilusionismo,
al momento mágico de crear un verso,
al juego de palabras que hoy no llega,
pero que presiento en el umbral de mi puerta
y no me deja dormir en esta eterna espera.
De: BLANCO Y NEGRO. IBSN 978-3-639-53533-4