Ella le arrebató
su color a la sombra,
pero vestía en colores
como jardín de flores
para verse atractiva
a los ojos de los varones.
Era una negra fantástica
de porte señorial
con un gran sombrero
para ese día estival,
De paso acompasado
con su vestido encarnado
ajustado a su fino cuerpo,
y su pecho rebalsado
donde caían las miradas
de los transeúntes
dándose de enamorado
no sabiendo que era ella
un zombi ya despreciado
pues no hubo sal
para su muerte normal.