Tras la fila de nardos
que se abrigan bajo la lluvia
surge un beso a su alcoba
que cumple las premoniciones de su locura.
viene él bajo el ardiente sol
y dominando en sus ojos
el brillo de una lágrima.
llega poco a poco, se acerca
y por segundos se hace, sin que él se de cuenta,
con el cuello adolorido
de miradas y de giros,
llega poco a poco, se acerca
abrazado en un suspiro.
al fin el cumplimiento
de esperanzas de ayer,
mirando fijamente sus ojos;
y prevalece el llanto
cuando llega el ignoro,
y tal vez dos segundos bastaron para demostrarle
que en su pequeña alma,
no existe su corazón...