Un amor se hizo canción,
y la canción se hizo llanto
cuando terminó el encanto
de aquella hermosa pasión.
Le quedó en el corazón
una nube de quebranto;
que lloraba tanto, tanto,
como un eterno aluvión.
Porque llegó vendaval
que arrasó con el vergel
que fue de ilusión trasluz.
Y aquel rayo celestial
que penetraba su piel
se volvió pesada cruz.
Autor: Aníbal Rodríguez.