El virus me tiene encerrado
como en la plaza el toro
desde la ventana he mirado
como aumenta mi ahorro.
Y he de seguir luchando
con Verónica incluída
con un pase voy explotando
lo que me queda de vida.
Una espada con mi rabia
se transformó mi alegría
para mi era mi sabia
condición de la porfía.
Solo voy a pedir
el virus no esté en la arena
y así poder sobrevivir
con mis orejas, rabo y cuarentena.