Roja la tarde marchita
de lejanía infinita,
color de tantos anhelos
rojo de tus labios cielo
donde una estrella se agita.
Ave que vuela, ave que canta
melodía de roja garganta,
fuego de pasión dolida
como espina escondida
que mi alma quebranta.
Colman cada sentimiento
con su exquisito pigmento
la copa que ya derrama
rojo vino, roja flama.
Púrpura de amor intenso
Amapola ebanizada,
linda piel eternizada
en el verso de Guillén,
hoy yo le canto también
a esta musa enamorada.
Negra tu sangre africana,
tersa la piel que engalana,
negra cadera cual son
que ritma en tu corazón
con la furia de una flama.
Dulce caña de la isla
donde tu ardiente sudor
es la esencia del licor
con que se embriaga la vida.