Jorge Horacio Richino

VIL PECADO

 

 

Hoy vivo triste y maltrecho

frente a tu hermético olvido

y me trona de latidos

el corazón en el pecho.

 

Sólo quedan remembranzas

en mi entraña desgarrada

y un recio filo de espada

amputa mis esperanzas.

 

Cuando nació nuestro amor

el cielo brillaba a pleno...

la llama ardía sin freno

en relumbrante esplendor.

 

Pero Belcebú malvado

se metió en nuestros asuntos,

endosándome un adjunto

que me llevó a vil pecado.

 

Inmerso en desliz eterno

tuve que asumir la culpa

y aún pidiendo disculpas

fui derechito al infierno.

 

Maldigo al demonio cruel

que me introdujo en el mal

pues hoy ya nada es igual

que cuando supe ser fiel.

 

 

 

 

Jorge Horacio Richino

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