Ahora no pienso más,
el papel hace mutis sobre tu lejanía,
Drexler dibuja la temporal soledad
en que me ha confinado el viento.
Ni la más grande poesía podrá dibujarte en mi cabeza
tu deliciosa silueta, razón de mis penas y amores
flor eterna sobreviviente del desierto.
Tanta naturaleza me lleva hacia el silencio,
y sigue cavando, con mis manos enredadas y
mis pies danzando con el agua
te canto a ti valiosa compañía y eterno pesar.
Maldita daga de filo prodigiosa, de certeza envidiosa
maldita la Luna que no sabe adolecer, malditas mis penas
mis manos, tu miel.... mis manos, tu miel.
No importa, ya no.
Te importe o no, aquella daga sigue cortando el cielo
y no acabará porque ese es su deber intocable e inquebrantable
como mis pies en el camino.