Son días difíciles, extraños,
de duda, reflexión y temor.
El sol se esconde lentamente,
la pena anida en el corazón.
Atrás quedaron los niños en el parque,
las tapas y cafés en el bar,
los paseos por el campo, por la ciudad,
¿Cuándo este muro podremos derribar?
Pero no debemos tener miedo.
Aunque este enemigo es traicionero,
volveremos a juntarnos pronto
sin temer lo venidero.
Volverán esos cálidos abrazos
acortando poco a poco las distancias,
uniremos con tesón esos lazos
que se logran con perseverancia.
Viajaremos a soñados destinos
que pensábamos hacer antaño,
recorreremos lejanos caminos
como hacíamos de año en año.
Estaremos más unidos,
como amigos, así lo elegimos.
Construiremos en lo alto un nido
y volaremos libres del enemigo.
Todo esto acabará,
algo habremos aprendido,
el sol con fuerza saldrá
y un nuevo mundo habrá nacido.
¿Será extraño, desconocido,
o en el que siempre hemos vivido?
Quizás sea distinto,
o quizás no el preferido.
Divisaremos horizontes
lejanos y también vecinos.
Valoraremos más nuestra vida,
Pensando en los que se fueron en el camino.
¿Será un camino preso del destino?
No lo sabemos todavía.
Pero tras la tormenta el sol brillará
y será nuestro guía,
Y quizás en nuestro corazón
un ángel sonría…
como antes lo hacía.