Salíferos son esos suspiros esmeralda
que derramas en las playas de dorada arena
y tu glauca sal entre las rocas se derrite
como el oro de la tarde en la noche negra.
Tus murmullos sonríen a la noche estrellada
como los labios del alba a la blanca azucena,
en mis oídos resuenan tus verdes silencios
como el reflejo azul de una lejana estrella.
En tus olas arrullas el aroma marino
que endulzará las amarguras de mi tristeza
y que trasladará mi corazón malherido
a los floridos vergeles de lejanas tierras.
Salerosos son tus verdes ojos esmeralda
que con sus glaucos dardos atraviesan mis penas
y en la dulce corriente de tu aroma salino
aprisionan mi amor con su verde turquesa.
En las alas del viento