Puertas cerradas,
pupilas en silencio.
Llega la noche.
Mucha quietud,
no cantan las cigarras,
tampoco el mar.
Se oye el suspiro
que mandan las estrellas
desde los cielos.
Y tú las oyes.
Me miras y preguntas:
¿qué es lo que dicen?
Cierro tus labios.
Lo intento con mis besos.
Luego te abrazo.
Y nos amamos
de un modo imperceptible
y así soñamos.
Sueños de fresa.
Buscando por la Vera
esos manjares.
Sueños de yodo,
robados a las olas
y a las resacas.
Sueños y versos
que surgen de dos almas
un día más.
Rafael Sánchez Ortega ©
03/03/20