Ruth González Galindo

¡Cómo Niños!

¡Los niños nos vuelven locos!

Descubren las risas escondidas

Con ocurrencias de buen propósito.

A veces perdemos cabeza,

Cuando enojados  hablamos:

¡No desperdicien el agua!

¡No rayen las paredes!

 ¿Dónde están los lápices?

¿Por qué han esculcado el ropero?

 

Jugar agua es de lo más divertido;

Los lápices y colores

Son el equipo básico,

De artistas infantes

Que plasman su arte

En lo más visible de la casa.

Que pintan? Sus amores, sus pasiones

Con ternura natural.   

Camisa y corbata se han puesto,

Un vestido largo que alzan al dar el paso,

Para no caer enredados,

Traviesos viajan de la recamara al patio.

 

No importa la  prohibición

Ellos sin duda volverán a hacerlo,

Les sobra gracia e imaginación.

¡Ellos no saben ser regimiento!

 

Su vida es ternura amor y juego,

Pero no faltan infames sanguinarios

Que deshagan sueños fantásticos

De caballeros, princesas y carrozas

Sueños de un mundo  mágico.

¡Explotadores de la inocencia!

¡Seductores desvergonzados!

Que inyectan conceptos malvados  

Creando  temerosos esclavos.

¡Lobos devastadores  de vida inocente!

¡Escoria del mundo, consagrados al mal!

Su obra desastrosa no quedará impune,  

El pastor de violentado rebaño 

Justa condena al devorador dará.

 

Volviendo al tema que apremia

¡Qué  hermosa existencia son los niños!

Son el recuerdo de lo que fuimos,

La sabiduría de la verdad y lo  bueno.

 

Jesús, el maestro de maestros,

 Dando una  cátedra de primacía

A los discípulos que le seguían;

Puso en medio del grupo a un niño

Diciendo: es necesario ser como ellos

Para ocupar un lugar en el cielo.