¡Los niños nos vuelven locos!
Descubren las risas escondidas
Con ocurrencias de buen propósito.
A veces perdemos cabeza,
Cuando enojados hablamos:
¡No desperdicien el agua!
¡No rayen las paredes!
¿Dónde están los lápices?
¿Por qué han esculcado el ropero?
Jugar agua es de lo más divertido;
Los lápices y colores
Son el equipo básico,
De artistas infantes
Que plasman su arte
En lo más visible de la casa.
Que pintan? Sus amores, sus pasiones
Con ternura natural.
Camisa y corbata se han puesto,
Un vestido largo que alzan al dar el paso,
Para no caer enredados,
Traviesos viajan de la recamara al patio.
No importa la prohibición
Ellos sin duda volverán a hacerlo,
Les sobra gracia e imaginación.
¡Ellos no saben ser regimiento!
Su vida es ternura amor y juego,
Pero no faltan infames sanguinarios
Que deshagan sueños fantásticos
De caballeros, princesas y carrozas
Sueños de un mundo mágico.
¡Explotadores de la inocencia!
¡Seductores desvergonzados!
Que inyectan conceptos malvados
Creando temerosos esclavos.
¡Lobos devastadores de vida inocente!
¡Escoria del mundo, consagrados al mal!
Su obra desastrosa no quedará impune,
El pastor de violentado rebaño
Justa condena al devorador dará.
Volviendo al tema que apremia
¡Qué hermosa existencia son los niños!
Son el recuerdo de lo que fuimos,
La sabiduría de la verdad y lo bueno.
Jesús, el maestro de maestros,
Dando una cátedra de primacía
A los discípulos que le seguían;
Puso en medio del grupo a un niño
Diciendo: es necesario ser como ellos
Para ocupar un lugar en el cielo.