Arrastro piedras ambiguas
convocándose mutuamente
inflamadas como un pétalo al mar
de sobrada eficiencia.
Los orígenes orquestales
desmitificados plantean su inacción
en latitudes esqueléticas y manifiestan,
su larga inoperancia.
Albergo piedras en mis bolsillos
arenales desprovistos de acera,
sexos omitidos por el bien de la cadena ejemplar,
y ese estallido de números que las aves
suelen emplear en sus enterramientos.
Murciélago sin ojos que visita
antiguos lupanares, obituarios imprecisos,
excrementos sacrificados en las largas
barras metódicas del metal.
Mojas el ímpetu; recuerdas el ámbito, la
zona cero de un empuje vital mas desmembrado?
Desnudo cortésmente puerilidades,
la ignición del agua ante su tamaño desbordado,
y una iglesia de formas oblongas, congrega a
sus desasistidos de origen improbable.
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