Justo al llegar a este punto, cavilo,
qué es lo que me falta por implorar
al hacedor supremo… en calma
asiento que es menester pedir
que me otorgue la brevedad, el momento
para encarcelar en mis brazos,
díscolamente, a la soberana de mi corazón,
quiero aprisionarla con mis redes
para sentirla en un instante sin muerte
y que sus manos recorran mi faz,
quiero adquirir los nutrientes de sus labios
para esfumar de mi ser los disgustos,
para intercambiar hálitos del alma,
y pueda yo tener su rutilación proyectándose
en mí e iluminando a la lugubridad de mi interior,
para sentir sus latidos, briosamente,
para unificar en nuestras oraciones
al sueño en el que coinciden
los astros de nuestro cielo instando
para siempre nuestras uniones.
A mis conductores, para mi vitalidad,
le hacen falta aquel líquido de febrilidad,
por eso recurro al rufián
que recorrerá los suburbios
de mi alma tramo por tramo: el licor;
ese que atice mi ser, como ella,
que recree su presencia y su encanto,
simplemente porque la busco, y
quiero entregarme a ti
vino de bendición, esta noche,
como si estuviera ella aquí,
lista para la calidez del derroche.
Quiero que mis deseos esta vez
se me cumplan de verdad,
el primero es que habites, mujer,
en mis horas de cordura
y de locura, por la vivacidad
de mi apetito por ti, si te pienso,
de pronto detengo mi ascenso,
cuando me hace falta el beso
de tus labios en su suavidad
que se enrojan, ven a mi alba
con atrevimiento, me faltan
tus pupilas en su misticismo…
mi crepúsculo es más delirante
en tu mirada si la sombra se avecina,
así con la avidez que me provoca:
el antojo de ti en mí se origina…
Quiero que inundes todo mi ser
y que mis emociones, todas...
diáfanamente se esparzan por los vientos,
que lleguen hasta ti, oh mía,
quiero que mis visores sean
espejos que te reproduzcan
y que mis ansias se implanten
en tu presencia de cielo al percibirte,
que seas todos los átomos de mi albor
y en mi atmósfera seas música,
quiero inyectar el dulzor de la comisura
de mi boca -con sabor a eternidad-
en tus labios de suculencia y hermosura,
quiero de tus ojos sus destellos...
tan sólo quiero que me ames de verdad.