Bienvenido seas a mi orbe:
Noche tras noche y día tras día,
yo en el vértice de lo que no ves
con los ojos, con la mirada habitual.
Bienvenido al pasado que pastó cadáveres,
alas de ratas, reuniones junto al gueto…
Bienvenido, camarada triste, te doy
mi sincera bienvenida con brazos de azogue
y dientes deteriorados a causa
del sediento vencimiento.
Bienvenido seas a la noche de ayer
que ahora aún sigue siendo.
Agárrate a mi mano y juntos sabremos
si este giro de cuaderno con versos es
un simulacro de ideas perpetuas, ideas
colmadas de rectitud o, simplemente,
ideas abatidas por el miedo a ser persona.