Vilki

El canto triste del Jilguero

Madrugada otoñal, los vidrios empañados de mi ventana, no permiten ver con claridad hacia afuera, abro la puerta entonces para salir al patio, noche serena e iluminada por la Luna nueva, brilla como la plata cuando el artesano después de elaborar su obra, frota el metal para que luzca su habilidad con el cincel.

Detenidamente observo las estrellas, entre ellas compiten con sus destellos. Fantaseo con luciérnagas de cristal que pintan el oscuro cielo.

Aspiro el aire muy pausado y profundo, la exhalación se presta a liberar el pensamiento, me traslada donde la imaginación propone. Voy en busca de enamorados expresando de mil maneras el amor, algunos de ellos, quizás tomen de testigo a la Luna prometiéndose amor hasta la eternidad.

Irrumpe el silencio el canto del jilguero, que anida en la glicina que embellece con sus flores mi ventana, él que cada mañana me despierta con su ritual de gorjeos, ensancha su pecho cantando en redoble el inmenso amor a su amada, mientras ella con su pico, ordena su plumaje dirigiendo de tanto en tanto su mirada de admiración la a su pájaro cantor.

Me sorprendes pequeño.

 ¿Porque cantas a esta hora de la madrugada?

 Tu gorjeo no es el de siempre. Intento interpretarte.

 La oscuridad impide verte.

 Encenderé las luces para divisarte.

 Estas como siempre al lado de tu nido.

¿Porque tu gorjeo es diferente?

La curiosidad me invade, me esfuerzo para ver el interior del nido, subo a un taburete, desde la altura alcanzo entonces a divisar el interior.

Perplejo por la escena, su compañera ha quedado dormida, sus alas abrazan su pecho, intento interpretar, quizás su último mensaje…. “Te guardaré en mi pecho amado mío”.

Acompaño tu pesar compañero de mis mañanas, tu amada a partido en vuelo de gloria a nubes infinitas.

Comparto tu canto triste, la   melancolía expresada en tu trino, tu amada eligió esta noche brillante para obsérvate cantar mientras se aleja en piruetas dibujando el corazón del amor.

¡Vamos! ¡despliega tus alas!, vuela muy alto, cuando te pierda de mi vista, sabre que te encontraste con ella, unirán sus alas en abrazos de pasión infinita, dibujarán en una nube, la promesa de amor eterno como testigo la luna, como aquellos enamorados que esta noche miran el firmamento.

Cuando regreses, seguramente cantarás nuevamente en mi ventana, tu pecho volverá a contener el aire y en cada melodía interpretarás tu sentimiento de amor, hasta que algún día se encuentren donde ella estará aguardando tu canto al salir el alba.