Eduh Siqueiros

Insólito embeleso

Preso estoy bajo tus alas de ángel,
de las que… tantos intentos hice
para alejarme de ellas, pero no pude,
porque fueron tus tratos de ternura y exclusividad
que me guiaron hacia el sendero en el cual arribé
ignotamente, finalizando en tu paraíso de eternidad,
¡oh! recinto que irradia su cristalinidad
donde reposa mi consuelo en su fluctuación,
intentaste camuflarte de ángel de oscuridad,
y aun así, oh mía, seguías con tu divinidad;
y si en la demencia alejarme intento
de tu morada que me enciende, será falsedad
en mi pretensión, pues tu imagen se eleva
como una diosa en mi pensamiento.


Finjo borrarte de mi memoria,
mas tú la re-escribes con sutileza,
finjo encontrar tu hermosura eternizándose
en otros seres, en otro cuento,
con labios que imitan el sabor
de los tuyos, finjo el silencio
que enclaustra a mi impresión,
también finjo risiblemente un misticismo
entre las lágrimas del viento,
finjo tu ser, tu consistencia
en mi cama y lo seguiré haciendo,
pues mientras te estoy recreando
te amo con más insistencia.


Aproximar nuestros cuerpos, oh mía,
excelsitud en arte de dilección
que profusamente sincroniza al ritmo del éxtasis,
agitándonos hasta el amanecer
y yo aprehendido en tu contorno,
vamos juntos consumando el momento
en el arrebato del embeleso
que insólitamente incrementa el bochorno
en su sutileza y que emerge de nuestros seres,
esclavos de la danza de deleites
que entretejen nuestras integridades,
remontándonos a las eternidades.


Renuente ante la sensatez, prosigo,
prefiero estar así, para oprimir dolores,
prefiero forjar frases y que los espantos
de mi ser se mueran poco a poco
junto a los esparcimientos de mi alma,
consiento dibujar gestos obligando
fisonómicamente a las sonrisas del invierno
a que solapen, silentemente, con calma
a todos los entes de mi entresijo,
en un acto de crueldad, con rigurosidad,
para no tener que responder pesquisas
que el mundo me hará con carcajadas,
mientras sigo indómitamente en posesión
de la fuerzas que han cercenado
a mi aliento sin conmiseración,
pero sigo sujetado a mi corazón.