Siempre me han considerado una niña buena, y se puede decir que mi madre también es una buena mujer, asistimos a misa sin falta todos los domingos vistiéndome y vistiéndose con las mejores galas para agradar a Dios, ella además acostumbra rezar el rosario una vez al mes y ora todas las noches, es servicial con mi papá a pesar de que él no va a la iglesia, pues al parecer se cree que como hombre podría soportar sin quejarse las llamas del infierno por no cumplir con un mandamiento tan importante; al menos eso pienso yo pues a él parece darle urticaria todo lo relacionado a religión; he estado tan acostumbrada a seguir esos mandamientos sin chistar y puedo decir que de tanto leer, releer la biblia y de escuchar todos los evangelios en misa soy capaz de repetirlos de memoria pero eso sinceramente acabó por aburrirme, sí, aburrirme, ello sumado a los sermones que el padrecito calvo predica cada domingo como si se tratara de una receta de cocina y con su voz aflautada tiene la enorme capacidad de dormir a sus feligreses contribuyó a hacerme creer que ese Dios es bastante tonto y está igual de ciego y sordo que el padrecito, lo he deducido al notar a los vecinos que cada domingo se congregan en tal cantidad que muchos deben permanecer afuera (bueno, a lo mejor lo hacen porque afuera hace más fresco) y después de oír las sagradas palabras de amor y perdón no dudan en criticar al prójimo al día siguiente e insultar durante toda la semana sin mostrar un ápice de arrepentimiento a la siguiente misa; sí, incluso mi madre parece olvidar que Dios todo lo oye y todo lo ve cuando da rienda suelta a su coraje si mi papá o alguien más la hace enojar; esos mismos vecinos igualmente no acostumbran dar la otra mejilla cuando alguien los agrede, al contrario, se enfrentan incluso a golpes como si fueran gallos de pelea hasta que llega la patrulla.
El otro día que por ser una ocasión especial mi mamá me llevó nada menos que a la catedral y pude ver en la entrada varios mendigos pidiendo limosna, la mayoría ancianos y tullidos, le pregunté a mi mamá por qué aquéllas personas no entraban a la casa de Dios para que el representante de Cristo (o sea el padre) diera de comer al hambriento, pero ella me miró como si fuera estúpida y me contestó que esas personas eran unas desvergonzadas por amontonarse allí pues sólo querían engañar a los feligreses para conseguir dinero, a mi en cambio me recordaban a mi abuelita y me pregunté si ella sería tan desvergonzada como para sentarse a pedir dinero si no se dedicara a hacer bordados en punto de cruz para subsistir, me acuerdo también de que al terminar la misa nos fuimos al parque y desde allí pude ver como el sacristán corría a todos los mendigos para poder cerrar las puertas y me acordé de aquélla canción que dice refiriéndose a Cristo: “es tu corazón una casa de puertas abiertas…” por eso le pregunté a mi mamá por qué había puertas en la casa de Dios que era tan grandota como para albergar a todos esos mendigos a los que estaban corriendo, ella simplemente me contestó: “Porque la catedral no es hotel”.
A la semana siguiente durante la misa se nos pidió una limosna adicional para enviar a los misioneros que estaban evangelizando en algún país de África, después de la colecta y una vez terminada la misa se me ocurrió ir a preguntarle al padrecito calvo por qué no mejor se usaba ese dinero para vestir y dar de comer a los mendigos de la catedral en lugar de mandarlo tan lejos para vestir y dar de comer a unos cuates que se fueron por voluntad propia, creo que el padrecito no me oyó bien porque me contestó: “Hay que llevar la palabra de Dios por todo el mundo”. Pues bien, ya tengo ocho años y como ninguna de las personas con las que hablo me da una explicación satisfactoria he decidido escribir esta carta dirigida directamente al Señor Dios o Señor Cristo o de perdida a la Señora Virgen María a ver si me contestan en sueños como sus profetas o por cualquier otro medio para saber si es cierto lo que el padrecito dice de que hay que ser niño para entrar al reino de los cielos pues me quedan pocos años para dejar de serlo y temo convertirme en una vieja amargada, pleitista e hipócrita como muchos de mis vecinos sin chance alguno de conocer ese reino reservado a los hombres de buena voluntad ni podré hacer todas las preguntas impertinentes que dice mi madre que vengo haciendo desde hace un tiempo.
Primeramente me gustaría saber por qué el padrecito no se inflama de tu gracia y hace entretenido sus sermones, comprendo que ya está viejo y cansado pero mi abuelo a esa edad todavía iba a la milpa a sembrar maíz; mis vecinos, como he dicho hacen acto de presencia los domingos pero nada conservan del evangelio durante el resto de la semana, por lo tanto me parece que el Señor Dios debería mandarle al padrecito ideas, como repartir evaluaciones a los feligreses, sí, evaluaciones de veinte o treinta preguntas acerca de los pecados que más cometemos (me incluyo) como:
1- Cuando pierde tu equipo favorito:
a) insultas y te empedas
b) respiras hondo y se te pasa
c) permaneces enojado toda la semana llamándolos pendejos
(Disculpa Señor Dios que escriba esas palabrotas pero así se expresan tu grey)
Solamente entonces el padrecito podría renovar sus sermones, y luego poner su tarea, sí, dejar de tarea a los que insultan demasiado, por ejemplo, que muerdan un chile habanero cada vez que digan una grosería muy fea, un chile serrano si no es tan fea, chupar limón si fue leve y así, luego está la incongruencia de tus iglesias, todos los padrecitos dicen que el Señor Cristo predicó pero nadie menciona que lo haya hecho en su casa sino que iba por los caminos y la gente que quería escucharlo lo hacía, entonces ¿por qué los padrecitos no predican mejor en una cancha o en un teatro a donde la gente quepa sin pasar tanto calor? Debes saber Señor Dios que a tus casas les han puesto puertas e incluso rejas y que a los mendigos los corren como si tuvieran lepra, tú que todo lo ves has de saber si de veras piden limosna por holgazanes como dice mi mamá o porque son viejos y tullidos y nadie los quiere.
Ay Señor Dios, el mundo está de cabeza, figúrate que el otro día un presidente de no sé qué país envió a otro país su ejército y dijo que esa guerra se llamaba “justicia infinita” porque según un loco había estrellado dos aviones en dos de sus edificios, esa guerra se estuvo transmitiendo toda la semana como si fuera una telenovela más y me espantó ver la cantidad de bombas que caían como lluvia, las imágenes de gente muerta o herida que nada tuvo que ver en el ataque, y es que esas bombas no destruyeron dos ni cuatro edificios sino una ciudad entera, ese presidente dijo que esa había sido tu voluntad, pero yo creo que es como el padrecito sordo que no entiende lo que se le dice, me gustaría saber si toda esa gente recibió el funeral que se hizo a los que murieron cuando el otro loco destruyó los dos edificios porque, a pesar de vivir tan lejos pues también son hijos tuyos ¿no? Dicen que quienes viven en esos países no te conocen pero cuando los veía llorar por la tele rogaban a un tal Alá que es el Dios de ellos según mi papá y yo creo que si su Señor Dios se llama Alá es porque como no hablan como nosotros se deben referir a tí de esa manera y puesto que el Señor Dios es Dios del universo entonces se trata del mismo ¿verdad?. Bueno, pues la verdad es que estoy en un dilema serio pues creo que la iglesia del Señor Cristo es aburrida, pero lo más triste es que también está pasada de moda, yo te sugeriría mejor que usaras las iglesias como hospicios, asilos o incluso escuelas donde se practique la caridad en lugar de obligarnos a escuchar los mismos evangelios y que esos misioneros que andan lejos vengan aquí a dar de pescozones a mis vecinos y todo el que se porte mal, creo que es menos complicado que hacerle entender a un indígena de la selva tus mandamientos, además de que esos indígenas han sobrevivido a tu gracia durante cientos de años y bien pueden esperar otros cientos, por cierto ¿qué va ser del padrecito cuando ya no se aprenda sus sermones? ¿acabará en la puerta de la catedral también pidiendo limosna y lo echarán también cuando cierren la puerta? Señor Dios, te dejo mi carta a los pies de la imagen de la señora Virgen esperando te llegue lo más pronto posible, aunque digan que todo lo ves y todo lo oyes a mí me parece que no es cierto, que estás tan abrumado que te debemos darte ideas por escrito para que puedas corregir a tu rebaño que más bien parece de chivos o cabras montesas que seguido se salen descaradamente del redil.