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De un fresco manantial de vida brotas
iniciando un pequeño recorrido,
cristalino y de sobras bienvenido
en una variedad de ritmo y notas.
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No te pueden frenar, y te alborotas
del modo que tu mismo has elegido,
en busca de un recodo adormecido,
listo para absorber tus frescas gotas.
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A tu lado el color verde aparece
rozándose contigo en la ribera;
requiebro de la ninfa que te mece.
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¡Oh Dios!, cuando te quedes a la espera
yacerás si tu vientre palidece
o si lo hacen las las flores a tu vera.