Lucy Quaglia

Inercia

Estoy sentada a la mesa

con el teclado negruzco

que golpeo sin piedad,

no importa si no me aguanto

tanto ocio, tanto escombro,

tanta palabra escondida,

tanto sosiego y sonrisa

que me produzca alegría

porque no sé lo que escondo.

La pantalla me produce

escalofríos de miedo,

confianza que no me tengo

si de pronto me equivoco

cuando te estoy escribiendo.

Te quiero desde la esquina

donde me encontré tus ojos

hace una pila de añares,

me retuerzo del asombro

y me voy por la escalera

a encontrarte todo pronto

mientras dormís sin peligro

en el vavivén de tu antojo.