Era mayo, el dos de mayo,
cuando yo te conocí,
me acuerdo, estabas cantando
divinamente; aplaudí.
Había estado dudando
si fue en mayo o fue en abril;
la fecha estaba a caballo,
era un sábado, eso si;
al mirar el calendario
no acertaba a discernir
si sería el dos de mayo
o el veinticinco de abril;
El caso es que había pensado
sobre ese tema escribir
un poema; el día, claro,
no se podía omitir.
hacer, con el día errado,
el ridículo ante ti,
me tenía preocupado
y me costaba dormir.
No teniendo ningún dato
que ayudara a deducir
pensé una noche, cansado,
a algún experto acudir.
Le consulté a un visionario,
que me costó un potosí,
quiero decir que fue caro,
aunque efectivo, eso si.
Me condujo a su despacho
a la lumbre de un candil
que sostenía en su mano;
es difícil describir
el increíble escenario
que había montado allí;
una vez en su despacho,
por favor, siéntese ahí,
me dijo, cuénteme hermano
en qué le puedo servir;
le conté entonces el caso
e, inclinada la cerviz,
quedó pensativo un rato
y luego se echó a reír;
piense una flor, dijo el mago,
y entonces, pensando en ti,
lo tuve pronto muy claro:
una rosa, respondí,
me preguntó: ¿bella acaso?
De todas las del jardín,
la más bella, sin dudarlo,
azorado respondí;
entonces, está muy claro,
me dijo, descarto abril,
las más bellas son de mayo.
Con la cabeza asentí.
Pues, caso solucionado,
me dijo; pagué y me fui,
satisfecho, emocionado.
Claro estaba: si no abril,
fue, sin duda, el dos de mayo
cuando yo te conocí.
y cuando esto hube aclarado,
de repente amanecí;
me desperté algo cansado
pero contento y feliz.
Todo lo había soñado,
pero en sueños resolví
el dilema complicado
que intenté antes de dormir.
Muy mal habría quedado
diciéndote que en abril,
siendo mayo, un dos de mayo,
cuando yo te conocí.
Mi regalo para ti
es la canción para piano
de estación previa al verano,
de Mendelssohn Bertholdy.
@ Xabier Abando, 02/05/20 🌹