Estuve en desaliño en
la tonalidad sin receptáculo
fui…
En tono anhelante
mantuve la voz.
Deje el corazón en la sensación de
una mirada en la dulzura distante.
Mi destino es un instante en
un camino de grillerio.
Hundir la cara en las lucecitas
que sacuden a los naranjos.
Los charcos que se aclaran
al aquietarse la tarde
y es ahí cuando cae la frescura de las palabras
como si fuera verano.
Tu sonrisa floreada permuta
la agitación del sendero.
Cuando los miedos se ensanchan
cuando se miden las acometidas
cuando los vidrios tiemblan por
las frases que se empeñan al futuro.
El fresco de la noche
son dedos anudados.
Vuelven a hacer las palabras el
machete para oponerse al pasado.
La luna quemó mis labios
la mirada que se volvió canto.
Las voces que reproduce
la madrugada desdibujada.
las estrellas mi manto canción.