¡Oh flor nacida en el verano!
se muere de envidia la llosa
al ver ese cuerpo de diosa
en un espíritu tan sano.
Y fue abril el mes elegido,
con él doce aplausos te brindo
por tu advenimiento tan lindo
y porque Dios te ha bendecido.
Hueles como aquel rico aroma
de montaña a orillas del río
al frescor que quita el hastío
como brisa fresca en la loma.
De ti, tres capullos nacieron
que adornaron bien tu belleza;
tres luces de tanta pureza
que deslumbrando al sol crecieron.
Tu savia corrió por sus ramas
nutriendo de amor los botones,
una mujer, con dos varones
es el jardín que adoras y amas.
En el mes de abril te nacieron
seis, veinticinco y veintisiete
y como hermoso ramillete
regado de amor... florecieron.
Tus capullos hoy han crecido
como crece la flor silvestre
guiados por el viento campestre
hasta su vergel merecido.
Y el clavel con su linda rosa
armoniza con sus colores
para calmar esos dolores
con tierna caricia amorosa.
Y el huerto con sus cinco arbustos
luce espléndido en la mañana,
con su alma delicias desgrana
los sentimientos más augustos.